20 julio, 2012

Ahora que tengo, de nuevo, bicicleta

En esos días todo era una epifanía,
cualquier viejo barbado era un ángel.

Por fin tuve mi primera bicicleta
no tenia cinco, sino 22.
La esperaba desde pequeña.
Y era roja,
de dos llantas como las demás.

Para entonces ya estaba confundida.
Eramos todos unos confundidos,
como de una pandilla.

No más mi amigo del alma,
no sabía si ser cura.
Y yo,  yo quería ser monja,
pero no por la mojigata castidad:
Quería tener el pelo corto
debajo del hábito.

Antes no era mas veloz que ahora,
antes tampoco subía las montañas,
también me gustaba el viento
pegándome en la cara,
como ahora.
Y pelearme con los carros.

Pero ahora,
casi nada es una epifanía.







Uno de antes, cuando jugaba con ellas, las palabras:

Borrador de carretera

Tu cuerpo,
montaña abierta de rosada seda, 
nevada boca, manantial helado.
En tu falda,
jardín de flores diminutas,
juego. 
Por dentro montaña 
eres volcán,
refugio de corrientes calientes,
tiembla la tierra.