02 mayo, 2007

El tren al Tigre

Nunca llegué a tomar el soñado tren.
Antes de embarcar la motorista abandonó.
La única pasajera fui yo, y mis fantasmas,
creo que la asustaron.
Me voy a pie, la dirección sigo sin saberla,
dejo el puerto, sin tiempos.
¿Quién recogerá ese fierro vaporoso?
ojalá no se arruine de no andar.
Que la lluvia acompañe su cáscara de metal,
la acaricie,
haga resonar de alegría su techo.
La maquina espera en ese quai,
el regreso de la motorista,
anda viviendo en un momento.
A mi, me invitará de nuevo a subir,
soy la pasajera, que va hasta la última estación.

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